JOSÉ MARÍA SAMPER AGUDELO
Un intelectual discutido
“José María Samper, de tan claro oriente y tan triste ocaso”.
José María Vargas Vila, en “Los Divinos y los Humanos”.
Por Rodrigo Llano Isaza, Biblioteca Nacional, noviembre 11 de 2009, 5:30 pm, conversatorio con el Profesor Rubén Sierra Mejía y el Abogado Horacio Gómez Aristizábal.
Breve reseña biográfica:
José María Samper nació en la villa de Honda el 31 de marzo de 1828, en el hogar de José María Samper Blanco y Tomasa Agudelo Tafur, fueron sus hermanos: Miguel, Rafael, Manuel, Agripina, Rodolfo, Juan Antonio y Silvestre; Estudió la primaria en Honda, viajó a Bogotá y entró a estudiar al colegio de don José Manuel Groot y, en 1839, entró al colegio de San Bartolomé; en 1840 su padre fue enjuiciado por participar en la guerra de los supremos y hacer parte del levantamiento de Mariquita; viajó a Honda, regresó a Bogotá y, terminados sus estudios en literatura y filosofía, se fue para Ambalema a ejercer el comercio con su hermano Rafael; en 1843 regresó a la capital, para graduarse de bachiller hacer su carrera de Jurisprudencia, la que comenzó a desempeñar en Honda; en 1844 había representado a su colegio como uno de los oradores en el entierro de don Vicente Azuero, máxima figura de una corriente heredera del santanderismo y que con los años se convertiría en el Partido Liberal, lo que le dio un gran protagonismo en la sociedad bogotana; fue masón, promotor de las Sociedades Democráticas, fundador de la Escuela Republicana y autor del nombre de “Golgotas” para una fracción del Liberalismo cuando expresó que el socialismo era el producto de una lágrima del mártir del calvario; estuvo vinculado a los periódicos Al Día, La Prensa, El Duende, El Aviso, La Amèrica, La Gaceta Mercantil de Murillo Toro en Santa Marta, El Fanal de Cartagena; fue de los testigos firmantes cuando la expulsión de los Jesuitas en 1850; Contrajo matrimonio con Elvira Levy el 1 de marzo de 1851, de la que quedó viudo en enero de 1852, en el parto de su primera hija; escribió: Flores marchitas, Vida y aventura de dos cigarros, Apuntamientos para la historia política y social de la Nueva Granada, Historia de un Alma, El Sitio de Cartagena en 1885 e innumerables obras de teatro; participó en la redacción de la constitución de Ambalema; hizo parte de las fuerzas que derrotaron a Melo en 1854; el 5 de mayo de 1855 se casó con Doña Soledad Acosta; en 1858 viajó por primera vez a Europa durante seis años y formó parte de la Sociedad de Geógrafos de París y de la Sociedad Oriental y Americana de Etnografía; en Lima fundó la Revista Americana y, a finales de 1863, al comienzo de la primera república Liberal, regresó al país; fue Representante a la Cámara por Panamá y por Cundinamarca, miembro del Congreso de delegatarios que redactó la constitución de 1886 y Magistrado de la Corte Suprema de Justicia; falleció en Anapoima (Cundinamarca) el 23 de junio de 1888.
Una de las posiciones que no se entienden en su vida es la haberse convertido en bolivariano en España.
Postulados Liberales:
En su vigorosa juventud, don José María Samper hizo gala y derroche de Liberalismo. Habló de las minorías y exigió para ellas toda clase de garantías, recordándole al conservatismo que los derechos de ellas, esa colectividad se los había negado con la advertencia de que tanto Bolívar como Ospina se habían caído por desoír la voz de la oposición y remata: “la legitimidad se pierde por desobediencia del Magistrado a la ley”. Considera que “la oposición regular y constante le es tan necesaria a un gobierno como el apoyo de una mayoría”, para a renglón seguido decir: “que ella no será temible, sino al contrario muy útil, con tal que se le mantenga su libertad de acción”. Y pide que se le asegure voz en la Tribuna y en la prensa.
Fue federalista porque “como miembro del Congreso, concurrí muy activamente en 1857, a fundar la federación”. Pero entendía la federación al revés de cómo la concibieron los Radicales, no porque una suma de estados le den validez a la república sino por la república le concedía unos privilegios a los Estados.
Frente al hombre consideraba que el conservatismo le concedía preferencia a las cosas y el Liberalismo se las daba al hombre.
En el tema de la libertad, invitaba a desarrollar teorías propias, no copiadas de otros y por ello afirmaba que “nuestra política no debe ser ni plagiaria o de imitación servil o novelera” y dice que la libertad no se defiende sino con más libertad.
Sobre los gobernantes en el poder, preciosa lección, señalaba que: tampoco debe preocuparse jamás con la cuestión de saber quien será su sucesor”.
Urge la necesidad de tener una verdadera justicia y previene sobre la arbitrariedad posible de los jueces, que debe ser prevenida.
El papel de la iglesia es muy importante para él y pide que se prive y exonere de todo derecho y deber político a los sacerdotes, pero eximiéndole de toda contribución que le grave su renta o profesión.
El voto, según don José María, debía ser directo, universal y secreto para que sea libre, y, aunque era consciente de las limitaciones educativas de sus connacionales, afirmaba que la única manera como el pueblo aprendía sus derechos a fuerza de practicarlos y solicitaba que se le prohibiera el voto a los sacerdotes, al ejército y a los funcionarios públicos e impedir toda coacción “que obligue al individuo a votar en cualquier sentido”.
Como buen librecambista rechazaba el impuesto único porque lo consideraba absolutista y predicaba que “el mejor impuesto es aquel que sea aceptado con menor disgusto por los contribuyentes”.
Se declaró socialista porque lo consideraba parte del orden natural de las cosas y explicaba su determinación política: “Yo soy socialista porque quiero la igualdad social, y nunca ha traducido el socialismo sino como el reconocimiento de los derechos de todos”.
En el proyecto de constitución que presentó en 1856 en compañía de Manuel Ancízar, dejó claro que el poder viene del pueblo y estaba en el pueblo y por ello lo ponen como preámbulo; es el pueblo quien tiene la soberanía y la delega en el gobernante, llega incluso a afirmar que la soberanía se ejerce “por dos medios; el uno pacífico y regular, el del sufragio y el otro violento y extraordinario, el de la insurrección”.
Resaltó el papel del individuo en la sociedad, pues consideró que debía ser libre físicamente, de pensamiento y voluntad. “Es necesario empezar por hacer libre al individuo y organizar a la familia que es la base de la sociedad”. Incluso afirmó: “Yo acepto la igualdad política absoluta con todas sus consecuencias”
El cambio de Partido:
Simón Bolívar, la cultura hispánica y la religión católica, fueron básicos para su cambio ideológico, pues ninguno de los tres eran de la esencia del radicalismo, todo lo contrario, los Liberales miraban para otro lado y por ello, al entusiasmarse con ellos tres, se alejo de los principios que practicó en su juventud.
¿Por qué cambió de Partido don José María Samper?, ¿orgullo, amor, inconsistencia ideológica?, seguramente un revuelto de todo. Por orgullo debió abandonar las Sociedades Democráticas cuando se discutía en su seno una proposición para que el gobierno nacional aumentara los aranceles de los bienes llamados “artefactos” (sillas de montar, calzado y productos de herrería y sastrería), don José María tomó la palabra para defender el librecambismo y oponerse al aumento de los aranceles, a lo que los artesanos se opusieron y obligaron a don José María a abandonar el recinto porque ya lo amenazaban con sacarlo a palos si fuere necesario; Por amor, al contraer segundas nupcias con la muy católica y conservadora dama doña Soledad Acosta, hija del Coronel Joaquín Acosta y de doña Carolina Kemble Rou ciudadana norteamericana; no cabe duda que la influencia de doña Soledad fue determinante en el comportamiento personal, en el estilo literario y en el cambio de ideología de don José María; doña Soledad era una mujer educada en Europa, con un mundo muy diferente al estrecho en que vivían los granadinos, brillante y prolífica escritora y, en parte, heredera del carácter fuerte, del don de mando y del espíritu investigativo que caracterizaron a su padre. Por inconsistencia ideológica, ya que sus ímpetus modernizadores cayeron al influjo de sus lecturas y vivencias en la Europa que le tocó conocer cuando por seis años se radicó en el viejo continente y se vinculó a diversas asociaciones de estudio, especialmente en París, continente que recorrió con su esposa y que le hizo abandonar sus viejas ideas libertarias, llevándolo, además, al seno de la Iglesia Católica, de la cual se volvió un ferviente creyente y practicante.
En los tiempos en que se alejó del país, con doña Soledad al pie, cuestionó la validez de las ideas que prevalecían entre los Radicales y dio una voltereta que comenzó a practicar al regresar a los Estados Unidos de Colombia; se vinculó a los diarios y publicaciones del independientismo en ciernes y pronto a los periódicos conservadores, alejándose para siempre de las ideas Liberales y del corazón de sus militantes.
Postulados conservadores:
La radicalidad de don José María Samper se demostró en la discusión que llevó a la constitución del 86 cuando, entre otros postulados, impulsó la idea de conceder el voto únicamente a quienes supieran leer y escribir, lo que en una nación con más del 90% de analfabetismo, restringía la democracia a un reducido número de habitantes y por increíble que parezca, fue don Miguel Antonio Caro quien se le opuso.
Predicó el derecho a la ignorancia diciendo que nadie podía obligar a un ciudadano a ser instruido y que el Estado no tenía derecho a obligar a sus habitantes a salir del analfabetismo.
Tres fueron las ideas centrales de don José María que lo llevaron al conservatismo:
-. El gobierno federativo.
-. El orden público y
-. La cuestión religiosa.
Postulados que lo separaron del Liberalismo y que no es mi el tema que me han pedido.
El Liberalismo prefiere los hombres a lo Miguel Samper y no a lo José María Samper:
Miguel Samper Agudelo, hermano mayor de José María, tuvo en su vida una actividad política tan destacada o más que la de José María aunque, ni de lejos, comparable con la de su hermano en el terreno literario. Miguel fue llamado “El Gran Ciudadano”, permaneció siempre fiel a su Partido político y fue quien engendró a una brillante pléyade de empresarios que le dieron lustre a la nación: los hermanos Samper Brush, grandes empresarios que trajeron la electricidad a Bogotá y fundaron la conocida empresa Cementos Samper.
Fue don Miguel tan consecuente con su Partido que en su testamento consagró una instrucción a sus herederos: serle fiel a las ideas Liberales, a las cuales él había contribuido a su difusión y había practicado toda la vida.
Don Miguel, católico como su hermano y como lo fue en el Olimpo Radical don Santiago Pérez, contrajo matrimonio en Inglaterra con una dama inglesa y haría de la cultura de ese país su modelo de formación y el inspirador de sus doctrinas económicas, en contraste con la cercanía de José María a la ideología francesa que aprendió en su primer viaje a Europa. Fue librecambista, pero, a diferencia de Florentino González, creyó en la industrialización del país y rechazó de plano la concepción de una nación pastoril y agrícola; se opuso a la formación de grandes latifundios y decía, como Murillo Toro, que nadie debía poseer más tierra de la que pudiera cultivar con su propio esfuerzo; promovió la idea de eximir del pago de aranceles e impuestos a los bienes de consumo popular; defendió la soberanía nacional en materia de tratados públicos, especialmente los que trataban el tema de la apertura de un canal interoceánico por el Darién y suscribió el tratado Samper/Cuenca-Sullivan en 1867 que, quizás, nos habría preservado del raponazo norteamericano en Panamá; alzó erguida su voz para protestar contra la expulsión de los Obispos y contra el decreto de desamortización de bienes de manos muertas; hizo respetar su derecho al disenso, especialmente cuando compartió algunas de las posiciones económicas de Rafael Núñez, con quien discrepaba ideológicamente y más en el estilo personal de hacer y de plantear sus ideas y su forma de vida.
Al hablar de miseria y exclusión en Bogotá, es absolutamente imperativo hablar del libro “La Miseria en Bogotá” producto de la pluma de don Miguel Samper, quien se acercó como nadie y primero que todos a estos grandes males que aquejan a la capital de Colombia.
Por eso dijo de él Alberto Lleras Camargo: Don Miguel Samper no tiene sino una línea de conducta: la misma en la vida pública que en la privada…no trabaja para enriquecerse, sino para realizar su tarea sobre la tierra, para ejemplarizar, para crear algo cada día.
Y, en el mismo libro “Miguel Samper, su personalidad, su pensamiento”, Abdón Espinosa Valderrama consignó: Perteneció don Miguel Samper a la pléyade ilustre de patricios Liberales, románticos en lo social e impacientes en lo político, un poco dogmáticos y a veces utópicos, que en la mitad del siglo XIX hicieron la revolución de 1850, llamada por él “la revolución industrial”.
Por consideraciones ideológicas y de comportamiento, el Partido Liberal Colombiano prefiere a las gentes más al estilo de Miguel que al estilo de José María.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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