lunes, 8 de diciembre de 2008

LA VEEDURÍA NACIONAL DEL PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO SE ASOCIA AL DUELO POR LA MUERTE DEL DR. ALCIDES VICENTE CHOLES PEÑARANDA, MIEMBRO DEL DIRECTORIO LIBERAL DE LA GUAJIRA.

Riohacha


RESOLUCION No. 003
(06 DE DICIEMBRE DE 2008)

“Por la cual se rinde homenaje a un militante del Partido Liberal Colombiano miembro principal del Directorio Departamental Liberal de La Guajira”



ARTICULO SEGUNDO.- Exaltar la cualidades humanas de ALCIDES VICENTE CHOLES PEÑARANDA como hombre político, social y padre de familia.

ARTICULO TERCERO.- Expresar a su familia la tristeza que embarga a la colectividad liberal y a la sociedad guajira por la desaparición del copartidario y amigo.

ARTICULO CUARTO.- Entregar copia de la presente resolución a los familiares del extinto.

ARTICULO QUINTO.- La presente resolución rige desde la fecha.


Dada en la ciudad de Riohacha a los seis (6) días del mes de diciembre de dos mil ocho (2008)


CUMPLASE




ROBERTO GUTIERREZ C NUBIA CASTRILLO G.
Presidente 1ª Vice Presidenta




MANUEL MENGUAL MEZA
Secretario Ad hoc


Hay personas que de tanto temerle a la muerte se olvidan de vivir.

Este no fue el caso de Alcides Choles. Alcides vivió la vida a plenitud, con intensidad, con pasión, con ganas y con fé. Disfrutó cada instante de su vida y hubiera querido que los días fuesen mas largos y la vida mas duradera para poder seguir gozando durante mas tiempo de la alegría de vivir. Hoy desgraciadamente a Alcides se le acabó la vida y a sus amigos se nos fue el amigo y a sus hijos se les fue el padre y al partido se le fe un gran liberal. Pero si su vida fue un catálogo de bondad, de socarrona y campechana sabiduría, de muestra de tolerancia y aceptación del dialogo como medio eficaz para conseguir la convivencia, su muerte, su nunca bien lamentada muerte, es la remembranza de una lección nunca aprendida: la de que la muerte, como dice al Biblia, es una ladrona que en cualquier momento se presenta a arrancarnos la vida. Alcides con su muerte nos está recordando lo que dice el Eclesiastés: “hay un momento para todo cuanto ocurre:

Un momento para nacer,
y un momento para morir.
Un momento para llorar,
y un momento para reir.
Un momento para estar de luto
y un momento para estar de fiesta.
Un momento para callar
y un momento para hablar”.

Alcides tuvo su tiempo para nacer y vivir y hoy le llegó el tiempo para morir. Con él tuvimos momentos para reir y hoy nos llegó el tiempo para llorar por él. Con él hubo tiempo para estar de fiesta y hoy nos llegó el momento para estar de luto por él, Y si por mucho tiempo fue el momento para callar sobre él ha llegado el momento para hablar, para hablar de Alcides, de Alcides el hombre.

Alcides fue un campesino atípico, porque el hombre del agro generalmente es de talante conservador y Chide como todo el que sufrió las penurias de la pobreza y de la desigualdad social se apartó de los cánones y linderos establecidos por los terratenientes porque él era liberal.

Cuando los avatares de la política alineaba a los guajiros en movimientos disimiles por su concepción filosófica e ideológica, dicotómicos y eclécticos, Alcides permanecía fiel a sus principios doctrinarios.

Cuando en la confrontación política la razón de la fuerza quería primar sobre la fuerza de la razón, Alcides hacia relucir sus dotes de amigable componedor y canciller de la política.

Cuando su numerosa prole optaba por un camino en la vida, los consejos del padre llegaban a ellos intentando persuadir, antes que a imponer.

Cuando la necesidad del prójimo se manifestaba en lamentos, la mano lenitiva de Alcides llevaba el bálsamo a sus congéneres.

Cuando el compromiso de sus correligionarios era difícil de cumplir, Alcides asumía esa responsabilidad.

Cuando el partido se debatía ante la incertidumbre y el caos por la irresponsabilidad de sus dirigentes, la preocupación de Alcides era manifiesta, porque Alcides ante todo era liberal.

Cuando en el país soplaban vientos de dogmatismo y unanimismo institucional, Alcides planteaba alternativas consensuadas.

Cuando la intolerancia aparecía en las relaciones sociales, Alcides proponía fórmulas de convivencia ciudadana.

Hoy ante la realidad de su muerte, ante el estupor y el desconcierto que ha causado su deceso nadie tiene un resentimiento, un resquemor, una diatriba contra Alcides porque Alcides era hombre de bien

Nadie se acercó a Alcides y se retiró sin un consuelo, un consejo o una promesa.

Ante el caos que causa el desequilibrio de la armonía social y familiar al romperse ,con la muerte,el eslabón que permite la continuidad de la unidad familiar, la desazón aparece en lontananza como una amenaza en ciernes y la cohesión y la fortaleza constituyen el algoritmo propicio para cimentar los lazos fraternales preconizados por el “pater familiae”, porque por definición Chide fue un padre ejemplar.

Ante la ausencia del Argos vigilante que otea el horizonte para ubicar los presagios de tormentas y enrumbar la nave del partido de sus afectos por la senda que lo aparte del proceloso mar de las tormentas y lo conduzca a puerto seguro, el liberalismo guajiro se estremece ante el deceso de Chide porque Chide ante todo era liberal.

Estamos convencidos que cuando hoy se presente ante el Supremo Juez no podrán ser para él las palabras escritas en el pórtico de Babilonia MENE MENE TEKEL y PARSIN ya que sus medidas y peso no serán fallos porque Chide fue un hombre bueno, un hombre justo.

Estamos seguros que ante la separación del cuerpo y el alma, como el Bautista al ser decapitado, su enseñanza y ejemplo serán continuados por otros porque integralmente Chide fue un hombre de fe.

A los que como Saulo de Tarso recorren los caminos de Damasco siguiendo la senda equivocada de las banderías políticas, la vida de Chide será como el rayo iluminador de la vías de la concordia porque ante todo él fue un hombre de férreas concepciones doctrinarias.

En la Primera Carta a los Corintios San Pablo escribió : “Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse, no guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, soportarlo todo”. (1 Corintios 13: 4-7). A no dudarlo San Pablo estaba retratando a Chide

A Alcides Vicente Choles Peñaranda el padre, el amigo, el compañero, el esposo, el familiar, el liberal, el hombre le caben las palabras del Profeta Isaías: “los hombre buenos desaparecen y al morir se ven libres de males y entran en paz. Habían seguido un camino recto y ahora descansan en su tumba” (Isaías 57: 1-2) A él le sobran los méritos para ser destinatario de la sentencia del libro de la Sabiduría: “ Los buenos viven eternamente; su recompensa está en las manos del Señor” (Sabiduría 5:15)

A Alcides Vicente Choles Peñaranda “el Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó, bienaventurado sea su santo nombre”.-



ROBERTO GUTIERREZ CASTAÑEDA.
Camarones, Riohacha, diciembre 07 de 2008.-

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