sábado, 8 de septiembre de 2007

MANIFIESTO DE MEDELLIN

Pronunciamiento del III Congreso Liberal de Medellín, abril 29 de 2007.

El liberalismo del siglo XXI se encuentra profundamente comprometido con la modernidad y la igualdad, como pilares fundamentales en el propósito que nos anima de contribuir en la construcción de una nación próspera, justa y que pueda vivir en paz. Para conseguir estos objetivos apostamos a un futuro como alternativa de poder desde lo regional hasta lo nacional, sobre la base de profundizar la descentralización en Colombia e impulsar una diversidad de políticas concretas que permitan la consolidación de un ciudadano colombiano con mejores oportunidades y una calidad de vida digna en los grandes centros urbanos y los sectores rurales del país hoy invadidos por el desplazamiento, la marginalidad y la pobreza.
El objetivo que tenemos hoy los liberales es la victoria en las elecciones regionales del próximo mes de octubre, como punto de partida para la reconquista del poder nacional en el 2010. Nos encontramos entusiastas y optimistas con los últimos resultados de la consulta interna del partido y deseosos de participar en unas elecciones que nos permitirán consolidarnos como la primera fuerza política del país, en un nuevo escenario lejos del bipartidismo tradicional de hace una década.
En octubre tendremos el gran desafío de presentar las mejores alternativas a los colombianos de distintas regiones del país y también respaldar candidaturas cívicas y ciudadanas que consulten los más altos intereses de esas regiones y las posibilidades de un mejor futuro para sus habitantes. El liberalismo defenderá con decisión sus propuestas nacionales para los entes territoriales.
1. Impulsaremos en los próximos meses la recolección de 2 millones de firmas para defender los recursos de la salud y la educación de departamentos y municipios de Colombia, que se verán severamente afectados por la iniciativa de acto legislativo de las transferencias que afecta el espíritu de la Constitución del 91 de profundizar la descentralización como instrumento indispensable para alcanzar el desarrollo social de nuestra gente. El referendo ciudadano contra el recorte de las transferencias será un compromiso vital del liberalismo con los colombianos.
2. Respaldamos firmemente todas las acciones de la sociedad civil y promoveremos las nuestras para acelerar la firma de un Acuerdo Humanitario que permita finalmente la liberación de los secuestrados en Colombia. En este propósito solicitaremos la inclusión de una quinta papeleta en las elecciones de octubre para que los colombianos den un mandato tanto al gobierno como a las FARC para que cedan en sus posiciones y nos conduzcan a esa salida que acabe con el sufrimiento de miles de secuestrados y sus familias y la vergüenza del país de no hacer nada en su favor.
3. Rechazamos de manera contundente en todas y cada una de las regiones las pretensiones de grupos armados al margen de la ley, paramilitares, guerrillas o narcotraficantes de influir con sus estructuras mafiosas, el dinero o la coacción, en las elecciones de octubre de este año. A los liberales nos parece insuficiente el acuerdo del gobierno y sus aliados y exigiremos requisitos más allá de la ley a todos los candidatos del partido a gobernaciones y alcaldías en el país.
4. Todos los alcaldes elegidos con aval liberal o con su respaldo impulsarán una profunda reforma urbana que la sociedad colombiana tiene aplazada desde hace años y cuya ausencia ha generado los cinturones de miseria en las grandes ciudades. Debemos dar un uso adecuado a las tierras si queremos realmente solucionar los problemas de vivienda y calidad de vida de millones de compatriotas que hoy sobreviven como pueden en las capitales tras emigrar del campo como consecuencia de la violencia o la falta de oportunidades. Las bases de la reforma urbana liberal del siglo XXI serán dadas a conocer en los próximos meses y discutidas a fondo con los candidatos liberales que deberán asumir el compromiso de aplicarla.
5. El liberalismo impulsará en los departamentos y municipios en los que llegue al poder en las elecciones de octubre una política social que garantice los derechos económicos sociales y culturales de todos los colombianos, seria y objetiva, distinta al asistencialismo y el paternalismo en el que está empeñado el gobierno nacional. Creemos firmemente en que el problema de Colombia es más de desigualdad que de pobreza, como consecuencia de una política encaminada a concentrar el ingreso cada vez más, deteriorar las condiciones laborales de campesinos y trabajadores no calificados y construir una nueva clase de ciudadanos de segunda que no exigen sus derechos básicos a la salud, educación y vivienda, sino esperan las limosnas del propio jefe de estado. El partido liberal considera inconveniente e injusta esa clase de políticas. El liberalismo continuará con su compromiso luchar por la equidad de género y proteger desde el poder del Estado a los grupos de población que están en desventaja en la sociedad, como los niños, los ancianos, las minorías étnicas o los homosexuales.
6. El liberalismo considera fundamental en los actuales momentos una política nacional que permita corregir las desigualdades no solo entre ciudadanos sino entre las distintas regiones de Colombia, como condición esencial para alcanzar la paz y la reconciliación. Cada vez más se profundiza la brecha entre zonas prósperas, con buena educación, servicio de salud eficiente, infraestructura adecuada y oportunidades de comunicación para su gente, frente a otras regiones en las que la marginalidad, la exclusión, la ausencia de oportunidades para los jóvenes y la deficiente infraestructura los condena al atraso en un mundo globalizado como el de hoy. El país tiene que cambiar esa actitud si no quiere que avance esta división odiosa entre compatriotas con la que jamás seremos capaces de superar el conflicto armado.
7. El liberalismo comparte la preocupación mundial por el deterioro del medio ambiente, el calentamiento global y los peligros que amenazan los recursos naturales, en particular el agua. Denunciamos la negligencia del gobierno en la protección de los recursos naturales, la falta de una política ambiental nacional, el debilitamiento de las instituciones del sector y la ausencia de una orientación definida de consolidar un modelo de desarrollo sostenible que garantice que las próximas generaciones de colombianos podrán usufructuar estos recursos.
8. El Partido Liberal reconoce el papel positivo que puede desempeñar el comercio internacional en el desarrollo económico y ha trabajado siempre por la inserción internacional de Colombia, la profundización de la integración con nuestros vecinos y el multilateralismo activo. Los tratados bilaterales de libre comercio pueden ser útiles para estos propósitos, siempre y cuando se protejan adecuadamente los intereses nacionales. El TLC con los Estados Unidos que negocio el gobierno de Uribe Velez no cumple este requisito fundamental, tiene más costos que beneficios, afecta negativamente el déficit fiscal, la balanza de pagos y sectores como los medicamentos, la agricultura o el medio ambiente, y los perdedores son los sectores más débiles y desprotegidos de la población. El Congreso Liberal recomienda a su bancada parlamentaria que tenga presentes estos criterios para decidir sobre la aprobación de este TLC.
9. El liberalismo reconoce los avances en seguridad alcanzados en los últimos años gracias al fortalecimiento de la fuerza pública, el esfuerzo presupuestal, y la presencia permanente de ejército y policía en vastas regiones que estaban abandonadas, pero reiteramos nuestra preocupación por los abusos de los derechos humanos y la fabricación de falsos positivos que han proliferado en este proceso. Además, consideramos que ha llegado el momento de buscar una salida negociada al conflicto en la que se avance en reformas económicas, sociales y políticas prioritarias, mientras se preserve la integridad territorial del país, la división e independencia de los poderes, las libertades y derechos de los colombianos y la soberanía nacional. Es el momento de consolidar un proceso de paz con el E.L.N. y abrir la posibilidad de negociación con las FARC bajo estos criterios.
10. La corrupción es el cáncer que carcome la democracia, debilita las instituciones y saqueo los dineros que se podrían utilizar para aliviar la pobreza y la miseria de millones de nuestros compatriotas. En los últimos diez años el liberalismo no ha participado en el manejo y la asignación de del presupuesto nacional y por eso tiene las manos limpias para denunciar la apropiación de los recursos del Estado para el enriquecimiento privado y el beneficio de los intereses particulares. La experiencia de América Latina nos muestra que en todos los casos en que se ha modificado la Constitución para permitir la reelección inmediata, han aumentado los casos de corrupción. Extremaremos el control político para impedir que siga ocurriendo lo mismo en el segundo período de Uribe Vélez
11. Ratificamos nuestra oposición al gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Tenemos una visión de país distinta en frentes como el de la política social y la descentralización. No compartimos además, la manera en que ha desarrollado el acuerdo de paz con los paramilitares. Tras cinco años de proceso el paramilitarismo sigue vivo. Esperamos que los escándalos de la para – política sean esclarecidos a fondo en todo el territorio nacional y manifestamos nuestro total respaldo a la Corte Suprema de Justicia para que avance en la investigación hasta sus últimas consecuencias, con el fin de llegar a la verdad e impedir que el paramilitarismo, con las armas y la corrupción, continúe su infiltración en los órganos del Estado colombiano. La información pública sobre estos escándalos no es un ataque a las instituciones sino un derecho de los ciudadanos y una garantía de la transparencia de los procesos; por eso el liberalismo continuará con su defensa de la libertad de prensa. III Congreso Liberal.

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